Vaga por las calles de esta ciudad que aún no despierta. Ella
usa sombrero blanco y un vestido azul desteñido. De su mano derecha cuelga un oso
de peluche lleno de polvo.
Camina. Canta canciones de niños. Pasa del grito al llanto.En su cabeza el amo es el caos. Sus pasos tambalean. Merodea sigilosa. Al borde de un abismo su cuerpo no
encuentra el sentido de estar en pie.
Locura. Esa sería la palabra más fácil para definir su
condición. Pero es inadecuada. Llamarla loca es superficial.
A simple vista
nadie comprende sus ojos perdidos. Nadie sabe lo duro que fue ser grande antes
de saberse niña. Infancia corrompida. Compromisos a la fuerza. Padre suicida.
Madre en depresión.
¿Loca? Lo dudo. Loco aquel que no tuvo infancia, aunque sea a destiempo y en
desorden.
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